miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA INTELIGENCIAS EMOCIONAL RELACIONES HUMANAS

 RACIONALIDAD E INTELIGENCIA EMOCIONAL:

                           RACIONALIDAD:
DEFINICIÓN: La racionalidad es una capacidad humana que permite pensar, evaluar y actuar de acuerdo a ciertos principios de optimidad y consistencia, para satisfacer algún objetivo o finalidad. Usando la razón, el ser humano intenta elegir para conseguir los mayores beneficios, de forma "económica", desde las variadas limitaciones del cerebro, y las limitaciones de acción sobre el entorno. El ejercicio de la racionalidad está sujeto a principios de optimidad y consistencia. Cualquier construcción mental llevada a cabo mediante procedimientos racionales tiene por tanto una estructura lógico-mecánica distinguible.
El ser humano tiene otras formas para tomar decisiones o idear comportamientos donde la racionalidad no parece el principal factor. Estas decisiones o comportamientos, adjetivadas a veces como "irracionales" en realidad esconden frecuentemente aspectos de racionalidad limitada y aspectos de imitación social otras veces. Algunas conductas humanas parecen completamente "irracionales" (desde la perspectiva de la maximización de la satisfacción a corto plazo), y muy pocas son completamente "racional" (en el sentido de maximizar la consecución de un objetivo).
Generalmente se suele decir que todos los seres humanos son racionales, pero tal afirmación ignora a los humanos que forman parte del conjunto que se ha venido a denominar como los casos marginales. A los humanos pertenecientes al conjunto de casos marginales no se les exige ni trata como si fueran racionales, pues no se comportan como tales.

                                          LA FILOSOFIA.

La racionalidad puede aplicarse a nuestras expectativas, a nuestras evaluaciones y a nuestras acciones. Puede fundamentarse en creencias o axiomas. Pero no siempre evaluamos racionalmente. Dado que la parte racional depende de la educación recibida, la forma de educar limita en mayor o menor medida el marco de posibilidades a las cuales poder acudir como parte de las soluciones, por lo que no siempre evaluamos racionalmente y no siempre actuamos de manera racional. La causa es que el ser humano no posee el suficiente criterio como para poder educar a la razón de manera que entienda sus propios sentimientos, pasiones y emociones de forma que dirijan y moldeen a la imaginación y facultades de creación. El buen uso de la razón le da al hombre la voluntad de vivir, perdiendo ésta en el momento que no encuentra razones que le satisfagan y alivien el sufrimiento. Por ese motivo no todas nuestras expectativas responden a las exigencias de la racionalidad, ni tampoco nuestras intenciones a la hora de actuar, ni la forma como lo hacemos. La racionalidad es, desde este punto de vista, una aspiración humana, más que una realidad. Por esta razón muchas personas consideran necesarias las religiones, son un atajo a nuestra mente, frente a la agotadora realidad de hacer frente nosotros solos a absolutamente todas las situaciones.

                                         LA CIENCIA:

Desde un punto de vista individual, acepta el mundo de la forma más compatible con nuestra realidad termodinámica, nos hace más aptos y con mejores resultados a la hora de adaptarnos. Por lo tanto, el objetivo en la ciencia es encontrar las explicaciones con mejores resultados en nuestra red neural. La ciencia consigue que las personas podamos establecer expectativas realistas con la verdadera esperanza de poderlas obtener si aplicamos cierto método a nuestra forma de trabajar. La verdadera ciencia da esperanza a las personas. Esto tiene un valor añadido: Si formamos personas emocionalmente equilibradas (personas realistas, que evalúan su objetivo, establecen un cauce racional y trabajan por ello), estaremos definiendo grupos sociales capaces de fomentar la unidad del grupo porque su deseo personal es hacer precisamente eso.

                                       LA INTELIGENCIA EMOCIONAL:

DEFINICIÓN: La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. El término fue popularizado por Daniel Goleman, con su célebre libro: Emotional Intelligence, publicado en 1995. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar entorno a cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.

ORÍGENES DEL CONCEPTO:


Aunque las definiciones tradicionales de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad de resolver problemas, varios influyentes investigadores en el ámbito del estudio de la inteligencia comienzan a reconocer la importancia de los aspectos no cognitivos. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas.[1] David Wechsler en 1940, describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente, y sostiene, además, que nuestros modelos de inteligencia no serán completos hasta que no puedan describir adecuadamente estos factores.
En 1983, Howard Gardner, en su Teoría de las inteligencias múltiples Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences[2] introdujo la idea de incluir tanto la inteligencia interpersonal (la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) y la inteligencia intrapersonal (la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios). Para Gardner, los indicadores de inteligencia, como el CI, no explican plenamente la capacidad cognitiva.[3] Por lo tanto, aunque los nombres dados al concepto han variado, existe una creencia común de que las definiciones tradicionales de inteligencia no dan una explicación exhaustiva de sus características. Otro de los orígenes de la inteligencia emocional está en Joseph Ledoux, como influencia más reciente, a partir de su libro "El cerebro emocional (1996), en el divulga sus hallazgos acerca de los circuitos neuronales del cerebro Y nos ha enseñado que la emoción precede al pensamiento

                              LA MEMORIA EMOCIONAL:

Las opiniones inconscientes son recuerdos emocionales que se almacenan en la amígdala. El hipocampo registra los hechos puros, y la amígdala es la encargada de registrar el «clima emocional» que acompaña a estos hechos. Para LeDoux: «el hipocampo es una estructura fundamental para reconocer un rostro como el de su prima, pero es la amígdala la que le agrega el clima emocional de que no parece tenerla en mucha estima». Esto significa que el cerebro dispone de dos sistemas de registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los recuerdos con una intensa carga emocional

                           GESTOR DE LAS EMOCIONES.

La amígdala prepara una reacción emocional ansiosa e impulsiva, pero otra parte del cerebro se encarga de elaborar una respuesta más adecuada. El regulador cerebral que desconecta los impulsos de la amígdala parece encontrarse en el extremo de una vía nerviosa que va al neocórtex, en el lóbulo prefrontal. El área prefrontal constituye una especie de modulador de las respuestas proporcionadas por la amígdala y otras regiones del sistema límbico, permitiendo la emisión de una respuesta más analítica y proporcionada. El lóbulo prefrontal izquierdo parece formar parte de un circuito que se encarga de desconectar —o atenuar parcialmente— los impulsos emocionales más perturbadores


                                 LA NATURALEZA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL:

Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

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